viernes, 12 de diciembre de 2003

EL MATADOR CLAMA POR SU REVANCHA EN RIVER

El miércoles 3 de diciembre, apenas se consumó el paso de River Plate a la final de la Copa Sudamericana tras eliminar a Sao Paulo, Marcelo Gallardo, que apenas pudo jugar 30 minutos a raíz de una lesión, agarró su celular y marcó el número de Marcelo Salas.

Eufórico por la dramática clasificación -por penales y luego de una batalla campal-, el Muñeco le habló claro al Matador: "Marcelo, como sea tienes que estar en una de las dos finales. Aunque sea en una pierna. Hagamos un esfuerzo", le suplicó Gallardo, estremeciendo las fibras más íntimas del atacante chileno, que no pensaba volver a las canchas hasta el próximo año.

Pero después de escuchar a su amigo, Salas sintió que todo era posible. Había que ponerse en campaña para un regreso anticipado. De hecho, al día siguiente de ese partido, el temuquense dijo que quería estar en la final y Manuel Pellegrini, sorprendido por sus palabras, replicó que no había ninguna posibilidad.

Sin embargo, obligado por las circunstancias, el Ingeniero tuvo que hacerle espacio al atacante entre los citados para el choque del miércoles con Cienciano. Y sin prácticas futbolísticas en el cuerpo y con algunos kilos de más, Salas resistió treinta minutos, pero treinta minutos de los buenos. No sólo por el gol convertido, sino por la actitud para asumir todos los riesgos que significaba jugar sin tener la preparación adecuada.

"En los primeros minutos evité cualquier pique largo. Después me fui soltando un poquito más, tomé confianza. Conversamos que quizás no jugaba, pero si el partido daba para jugar, lo iba a hacer. Pasó por un decisión mía, no quiero que después se malentienda, que se diga que no me cuidaron, que me apuraron, porque estaba todo conversado. Las ganas, como había dicho hace un par de días, pudieron más", confesó Salas, aún excitado por su regreso al fútbol después de 66 días de ausencia.

Pudo ser una vuelta perfecta si convertía el último mano a mano que tuvo frente al arquero Óscar Ibáñez. Sin embargo, su falta de fútbol le jugó en contra a la hora de definir. "En otro momento, era gol seguro. Jugadas como esa las definía con simpleza", graficó el diario "Clarín".

Lo que no perdió en este tiempo fue la valentía para pelear cada pelota. Como en el gol, cuando se jugó la vida para ir a buscar el balón que daba botecitos en el área chica. "Volvió y metió un gol. Volvió y estuvo a punto de ser el héroe. Volvió y abrió las puertas para estar en la revancha. Esa que busca, que necesita, que quiere", apuntó el diario deportivo "Olé".

"No sé qué pasará en estos siete días. Pero quiero estar sí o sí en la final", afirmó Salas ayer antes de subirse a su auto. El Matador clama por su revancha.




(Fuente: Lun)

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