viernes, 14 de noviembre de 2003

SALAS QUIERE JUGAR ANTE SAO PAULO

El último título internacional que consiguió Marcelo Salas con River Plate fue la Supercopa 1997, cuando con dos goles suyos los millonarios derrotaron en la final a Sao Paulo. Era el mejor momento del Matador, que meses más tarde sería transferido a Lazio en casi veinte millones de dólares.

Hoy, como una irónica casualidad, River Plate está a punto de jugar contra los paulistas en el peor momento de la carrera del chileno -que se recupera de su cuarta lesión consecutiva- y por una instancia tan importante como la semifinal de la Copa Sudamericana, un título que River anhela para acallar las críticas por su mal rendimiento en el plano local.

Sin embargo, Salas dejó entrever ayer que podría estar de regreso a las canchas justo para el duelo con el cuadro dirigido por Roberto Cóndor Rojas, el próximo 26 de noviembre. "Me muero de ganas de jugar, estoy desesperado. Cada día me pongo mejor y no encuentro la hora de regresar", dijo el atacante, que hoy viajará a Montevideo para acompañar a la Roja.

Y aunque no quiere confirmar la fecha de su retorno, Salas atinó a sonreír y decir que "no me quiero poner plazos pero me siento muy bien", cuando le consultaron si regresaría para el duelo con los paulistas.

Pero no sólo Salas estaba de buen ánimo en River Plate. El técnico Manuel Pellegrini volvió a ser aplaudido en el estadio Monumental, aunque no en un partido sino en una simple práctica. Se trataba de la parte experimental del seminario de técnicos que dicta el cuadro de la franja, y que contaba en la tribuna con cuatro chilenos conocidos: Arturo Salah, Pedro García, Jorge Socías y Víctor Hugo Castañeda, quienes más apoyaron al Ingeniero. Fue tanto, que el jugador Eduardo Coudet gritó hacia la tribuna "vengan a aplaudir ante Sao Paulo y les pagamos cinco pesos a cada uno".

Tras la práctica, Pellegrini fue felicitado por un centenar de hinchas del club, que le palmoteaban la espalda y le decían "fuerza, Ingeniero", "ánimo", lo que le sacó varias sonrisas al técnico, que se tomó unas 30 fotos con los fanáticos y luego se retiró con Salah y García a comer y tomar una copa.



(Fuente: Lun)

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