lunes, 6 de octubre de 2003

LA DESGRACIA PERSIGUE AL MATADOR SALAS

Marcelo Salas entró a la cancha del Monumental con la cara llena de orgullo. En el brazo izquierdo lucía por primera vez la jineta de capitán de River Plate, razón suficiente para dar vuelta la página de las malas actuaciones del cuadro millonario en las últimas fechas (que tocaron fondo el miércoles al caer por 1-0 ante Arsenal). El Matador estaba dispuesto a echarse el equipo al hombro para cortar, ante Olimpo, con la horrible racha de seis partidos sin triunfos.

Se sentía responsable de llevar a su club mucho más arriba en la tabla y por eso saltó a mitad de semana a la cancha como titular pese a que llevaba un par de fechas fuera de combate. “El equipo me necesita”, dijo entonces. Y como ese día no resultó, ayer fue con todo a buscar un triunfo. Pero la mala suerte se ensañó con él y la ilusión duró sólo un minuto.

Fue lo que se demoró el atacante chileno en volver a lesionarse: un minuto. En la primera pelota que tocó, el Matador sintió un tirón en la parte posterior de su muslo derecho que lo hizo retorcerse de dolor. Fue exactamente el mismo lugar en que había sufrido su lesión anterior que lo mantuvo algunas semanas fuera de la cancha.

Y agachó la vista, puso cara de fastidio, trató de volver a trotar, pero no pudo. Levantó la cabeza y miró hacia la banca, impotente. Antes de que alcanzara a pedir el cambio, Manuel Pellegrini entendió de inmediato y llamó a Fernando Cavenaghi para que calentara de emergencia y reemplazara al chileno, quien le debió ceder la banda de capitán.

El viernes Salas se había mostrado especialmente entusiasmado por esta oportunidad que tenía de jugar su segundo partido consecutivo. Estaba emocionado también por eso de ser capitán. Pero todo se derrumbó. Caminó con rabia por el túnel, donde el doctor Luis Seveso le dijo que reposara hasta el martes, para someterse ese día a un examen que mostrará lo que realmente padece, pero seguramente el chileno deberá estar inactivo durante un par de semanas, lo que no pondría en riesgo su incorporación a la Roja el próximo mes.

Se teme que se trate de una recaída de su vieja lesión, una de las tantas que lo han mantenido más tiempo fuera de la cancha que realmente jugando al fútbol durante los últimos dos años (ver recuadro). Y él muestra su fastidio porque no ha podido responderle a River como quisiera por todos estos contratiempos, lo mismo que su amigo Marcelo Gallardo, el otro gran refuerzo de la temporada, quien también está lesionado.

La amargura no lo dejó hablar. Debió ser Pellegrini quien se refiriera a este infortunio: “Es algo que tiene que ver con mala suerte. No hay culpa del cuerpo médico ni del cuerpo técnico. No se le apuró para que volviera; recibió correctamente el alta medica y había jugado sin problemas ante Arsenal. Fue una fatalidad y hay que esperar los resultados de los examenes”.

Desde la banca de suplentes, vestido con ropa de calle, el Matador siguió el segundo tiempo del partido entre River y Olimpo, que terminó con el triunfo de sus compañeros por 3-0. Pero ni siquiera eso lo hizo alegrarse. Porque a esas alturas nada lo hacía reír.

Números que duelen

La mala suerte se ha ensañado con Marcelo Salas en los últimos dos años. Todo comenzó con la rotura de ligamentos que sufrió en Italia el 21 de octubre del año 2001, jugando por la Juventus ante Bologna. Estuvo siete meses parado. Volvió el 10 de mayo del 2002 ante Parma, pero jugó 19 minutos y se volvió a lesionar.

Desde entonces, el Matador ha pasado mucho más tiempo fuera de las canchas. En la Liga de Campeones 2002-2003 la Juve jugó 17 partidos hasta la final, pero el chileno sólo entró en tres encuentros y ninguno lo jugó completo (con 120 minutos en cancha promedió 40 por partido).

En el campeonato de la Serie A 2002-2003, ingresó en 10 de los 34 partidos. Sólo uno lo jugó completo. Sumó 508 minutos en cancha e hizo un gol (ante Udinese el 26 de octubre del año pasado)

En la Copa Italia 2002-2003 tuvo su mejor promedio: de cuatro choques participó en tres y dos de ellos los jugó completos (total: 251 minutos). Además hizo su último gol en Italia, el 5 de diciembre ante Reggina.

Y en lo que va del Torneo Apertura argentino ha jugado en 6 de los 8 partidos disputados (uno entero). Marcó un tanto, pero los 335 minutos en cancha son menos de la mitad del total.

En suma, de los últimos 63 partidos que jugaron sus equipos, Salas sólo ingresó en 22, cuatro de ellos completos. Marcó tres goles. Y en minutos, jugó 1.233 de 5.760: apenas un 21 por ciento.





(Fuente: Lun)

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